sábado, 17 de marzo de 2012
viernes, 2 de marzo de 2012
EL HABLA DEL MAESTRO
Uno debe vivir el mito; experimentarlo en el ambiente
natural de la gente que todavía lo posee.
Jean Marc de Civrieux.
De muy joven escuché hablar de Jean Marc de Civrieux, no sé sí por el interés para ese entonces hacia las culturas indígenas y mi relación con ellas o más bien por una búsqueda de un referente mágico religioso. Quizá realmente fue a través de la poesía que llegué a sus libros, leyendo a Eliade, Huxley, Gurdieff y finalmente a quién veo como un afín de su personalidad, me refiero al maestro y poeta Robert Graves, en Europa. Extraño no, suena raro decirlo, pero Marcos pertenece más a este lado del planeta que cualquier otro maestro. Su firmeza afincada en estas tierras las sentimos en sus libros. Sólo que Marcos trasciende la mera geografía por su pensamiento plural adquirido durante largos años de estudio y búsqueda del Logos, hurgando en mitos universales, haciendo posible una cosmogonía propia del mito Marcos nació en Niza (1919) un pueblo al sur de Francia que alguna vez perteneció a Italia. Desde joven vino para quedarse, ahondando en nuestras propias raíces y en ellas encontró un largo camino hacia el universo, por ello he advertido anteriormente lo que podemos apreciar en esa especie de Biblioteca de Babel que atesora tan fielmente Gisela, su compañera de la vida. Cuando atravesamos el umbral de un espacio sagrado como su biblioteca sentimos encontrarnos ante un hermeneuta que tiene la explicación de este mundo y de los otros mundos, allí en esos anaqueles que más bien parecen palíndromos indescifrable para nuestro breve paso por estos días. Desde el génesis o los génesis del hombre, desde la Atlántida a la misteriosa India, los Celtas y los Druidas, la Orinoquia explayada en un vasto sin fin de libros, objetos, reliquias para cualquier etnólogo, estudiante o curioso de arquetipos de culturas perdidas en nuestra memoria. Si leemos alguna biografía de Robert Graves nos toparemos con datos curiosos de esa afinidad que ambos personajes presentan a la hora de cotejar sus vidas. Los dos penetraron en el mito e indagaron en una suerte de cosmología estudiada apenas por los grandes maestros. Grave se marchó para siempre a Palma de Mallorca, en una aldea que le permitió vivir y escribir lejos del pandemonio urbano de donde provenía. Marcos junto a su amada esposa emprende un viaje a una morada(La Mucuy, Mérida) que ha permitido asentar a este nómada del conocimiento en una aldea que de igual manera será un punto de conversión, una “ zona sagrada”.
La Mucuy Baja, Mérida 1998
Hermes Vargas
natural de la gente que todavía lo posee.
Jean Marc de Civrieux.
De muy joven escuché hablar de Jean Marc de Civrieux, no sé sí por el interés para ese entonces hacia las culturas indígenas y mi relación con ellas o más bien por una búsqueda de un referente mágico religioso. Quizá realmente fue a través de la poesía que llegué a sus libros, leyendo a Eliade, Huxley, Gurdieff y finalmente a quién veo como un afín de su personalidad, me refiero al maestro y poeta Robert Graves, en Europa. Extraño no, suena raro decirlo, pero Marcos pertenece más a este lado del planeta que cualquier otro maestro. Su firmeza afincada en estas tierras las sentimos en sus libros. Sólo que Marcos trasciende la mera geografía por su pensamiento plural adquirido durante largos años de estudio y búsqueda del Logos, hurgando en mitos universales, haciendo posible una cosmogonía propia del mito Marcos nació en Niza (1919) un pueblo al sur de Francia que alguna vez perteneció a Italia. Desde joven vino para quedarse, ahondando en nuestras propias raíces y en ellas encontró un largo camino hacia el universo, por ello he advertido anteriormente lo que podemos apreciar en esa especie de Biblioteca de Babel que atesora tan fielmente Gisela, su compañera de la vida. Cuando atravesamos el umbral de un espacio sagrado como su biblioteca sentimos encontrarnos ante un hermeneuta que tiene la explicación de este mundo y de los otros mundos, allí en esos anaqueles que más bien parecen palíndromos indescifrable para nuestro breve paso por estos días. Desde el génesis o los génesis del hombre, desde la Atlántida a la misteriosa India, los Celtas y los Druidas, la Orinoquia explayada en un vasto sin fin de libros, objetos, reliquias para cualquier etnólogo, estudiante o curioso de arquetipos de culturas perdidas en nuestra memoria. Si leemos alguna biografía de Robert Graves nos toparemos con datos curiosos de esa afinidad que ambos personajes presentan a la hora de cotejar sus vidas. Los dos penetraron en el mito e indagaron en una suerte de cosmología estudiada apenas por los grandes maestros. Grave se marchó para siempre a Palma de Mallorca, en una aldea que le permitió vivir y escribir lejos del pandemonio urbano de donde provenía. Marcos junto a su amada esposa emprende un viaje a una morada(La Mucuy, Mérida) que ha permitido asentar a este nómada del conocimiento en una aldea que de igual manera será un punto de conversión, una “ zona sagrada”.
La Mucuy Baja, Mérida 1998
Hermes Vargas
UNA RELIGION DE LA SELVA ORINOQUENSE
Anotaciones de la Expedición al Cunucunuma
Los Kunuhana
Siempre fue un tema
de interés para mí abordar aspectos de la mentalidad religiosa de las tribus de
Venezuela relacionadas con grupos lingüísticos de filiación caribe y por diversas circunstancias tuve
relación estrecha con los kunuhana
del río Cunucunuma y los kari’ña o caribe del Estado Anzoátegui –de la
pequeña aldea El Guasey, cerca de Santa Clara de Aribi, indígenas
autodenominados karí’nako (plural de kari’ña) que representan el último testigo
venezolano de los caribe sensu stricto, o en el sentido original de la palabra,
y por esa coyuntura escogí para el estudio los dos grupos mencionados. Para
recoger testimonios en torno a las ideas religiosas de las dos etnias de
filiación caribe escogidas, me tracé un plan de trabajo que he llevado a cabo con
paciencia en el transcurso de muchos años. En relación a los kariña de la mesa
de Guanipa, en 1974 fue publicado “Religión y Magia Kariña” (1974) y “Ritos
Funerarios Kariña” (1992).
El contacto con los
kunuhana comenzó en 1950 a raíz de la expedición
a la región Sierra Marahuaka, Kushamakari y Alto Cunucunuma dirigida
por el Dr. Ventura Barnés, ornitólogo y patrocinada por las Naciones Unidas y la Universidad de Puerto
Rico, en la cual fui gentilmente invitado a participar en calidad de geólogo
del Instituto Nacional de Minas y Geología y en la que participó mi gran amigo
y compañero en otras expediciones, el entomólogo René Lichy. En esta fecha, la región era todavía inexplorada y por tanto bastante desconocida para la Geografía de Venezuela, de ahí que una de nuestras primeras tareas fue
elaborar un croquis para hacer nuestro reconocimiento. En ese momento conocí a Dawasehuma, joven kunuhana que era nuestro guía y con su profundo
conocimiento de la región del Cunucunuma, del Marahuaka–Duida, del Alto Orinoco y de toda la extensión geográfica
de los so’to, nos dedicamos a preparar un primer mapa del área de exploración
en largas y arduas sesiones de trabajo
en las que copiábamos rigurosamente en el papel lo que Dawasehuma nos trazaba en el suelo respetando las distancias
relativas indicadas. Los datos de Dawasehuma
eran de primer orden, de modo que el paso siguiente consistió en superponer
al croquis indígena, el Mapa de Alfredo Jahn basado en la exploración de Félix
Cardona (1930) y el resultado fue una fuente muy apropiada para trazar el mapa en
el Límite Norte, incluyendo los Valles de Antaware,
Emékuni y Labarehur. Para trazar los límites hacia el Sureste utilizamos el
Mapa del Cerro Duida de Tate & Hitchcock (1841), y finalmente, para
culminar el mapa, recurrimos, en algunas partes, al “Diario de Viaje” de Robert
Schomburgk (1838-39). El resultado final fue el “Mapa de Dawasehuma” en honor a
su original artífice de la ruta de nuestra
ansiada exploración. En 1951 tuvo
lugar la Expedición Franco- Venezolana a las fuentes del
Orinoco para delimitar la frontera con Brasil en 1951, en la cual participó el
autor de estos apuntes en calidad de geólogo; de dicha importante expedición se
derivaron muchos mapas y toda la región del Cunucunuma fue ampliamente
conocida. En 1959, nueve años después de la Expedición al Cunucunuma
- Marahuaka fue publicado “Datos
Antropológicos de los Indios Kunu–Hana”; con abundante información sobre mitología, geografía, ecología y
cultura kunuhana. Posteriormente salió “Watunna, Mitología Maquiritare” (1970) y “Watunna,
Un Ciclo de Creación en el Orinoco (1992), compendio mitológico que integra a
los kunuhana con yekuana e ihuruhana de la gran tribu so’to. El presente
trabajo viene a complementar el de “Datos Antropológicos de los Indios Kunu-hana”
en la esfera de las ideas religiosas de
este subgrupo “so’to” del Alto Cunucunuma; no es nuestra intención ofrecer una
descripción pormenorizada de la religión y magia, sino algunos de sus rasgos sobresalientes.
Yekuana, kunuhana o dekuana
son nombres de subgrupos de la gran tribu de autogentilicio so’to. Estos grupos locales o subgrupos
hablan, con ligeras diferencias fonéticas o dialectales, la lengua so’to, la misma que hablaban y enseñaron
esos héroes primordiales del Watunna.
El autogentilicio tiene para la tribu un significado esencialmente lingüístico,
so’to son los hablantes de la verdadera lengua, la lengua so’to; so’to significa gente, persona humana,
número veinte y es restringido a los hombres unidos estrechamente por una
lengua y por un origen mítico. So’to miembro
de la tribu, el verdadero hombre, se reconoce por su modo de hablar, no por el
aspecto de su cuerpo físico. Cada especie de seres (animales, espíritus, etc.)
tiene la facultad de alterar sus formas, pero se identifica por su lenguaje
propio. El “Watunna” aporta innumerables
ejemplos de seres humanos que para engañar a los hombres cambian mágicamente
sus formas y adoptan la del hombre so’to.
Muchos seres enemigos adoptan, a veces, un aspecto ficticio, pero su lenguaje
bárbaro descubre su naturaleza secreta. Esas tribus, aparentemente humanas,
pero que hablan lenguas ininteligibles para el so’to pertenecen en realidad, a categorías prácticamente no humanas
y enemigas del hombre verdadero, de modo que pueden ser cogidas como animales. La
influencia del factor lingüístico es notable en la instintiva desconfianza del so’to hacia toda tribu extranjera en el
sistema de sus alianzas y de sus encuentros bélicos, en cambio la afinidad
lingüística es un factor de influencia poderosa en sus excelentes relaciones
tradicionales con los diversos grupos caribanos orientales: arekuna, taulipang y makushi que moran en las sabanas del
cerro Roraima, la cuenca del río Uraricoera y zonas adyacentes, grupos locales miembros
de una gran tribu de autogentilicio pemong,
cuya lengua es muy afín a la de los
so’to. Sus respectivas lenguas permiten la comunicación cultural entre
ambos grupos, el canje comercial y las alianzas. Según las tradiciones orales
de ambos grupos, los pemong son
considerados casi so’to por éstos y
recíprocamente.
En 1912, el etnólogo y explorador alemán, Theodor Koch–Grumberg (1979),
visitó a los grupos indígenas llamados makiritare
que vivían en las cabeceras del río Caura (Merevari) y Ventuari y los llamó mayonkong basándose en el nombre que le
daban sus vecinos orientales, los arekuna
y taulipang. Hay que tener presente que
Koch-Grumberg había llegado a esas tierras indígenas desde las sabanas del Roraima
y las cabeceras del río Uraricoera por lo que es evidente que obtuvo, de los
habitantes de esos lugares, las primeras noticias de los mayonkong, nombre que también los brasileños del río Uraricoera usan
para referirse a los makiritare.
Respecto a la dimensión tribal de los so’to, Koch Grumberg anotó la subdivisión de la tribu mayonkong en cuatro subgrupos locales:
autodenominados ihuruhana o gente de
las cabeceras, distribuidos en las fuentes del Caura, Ventuari y Padamo; dekuhana (oriundos del Cerro Dekúhana, cuna primordial de la tribu); yekúhana, variante fonética del nombre
anterior, y kunuhana o habitantes del
río Kúnu o Cunucunuma.
Estudios de las comunidades del Ventuari–Orinoco condujeron a Johannes
Wilbert a distinguir tres subtribus sobre la base lingüística y cultural: la mayoncon del Paragua y Caura, los yekuana del Erebato–Ventuari y los cunuhana del Cunucunuma: “Hablan la
misma lengua con variaciones dialécticas y la cultura en general, es la misma
entre todos ellos”. Según Wilbert: “Las tres grandes subtribus de los
Makiritares usan también nombres específicos que designan su subgrupo, que está
constituido por un número de grupos locales que a su vez tienen otros nombres
específicos” (1963: 160). Wilbert no hizo referencia a los ihuruhana y asimiló los
dekuhana a la subtribu yekuana, quizás
por la desaparición casi total del grupo
Dekuhana por obra del kanaima
Los datos compilados no nos permiten aceptar sin reservas los intentos
de división en subtribus de los so’to,
sí estamos de acuerdo en la división en subgrupos definidos como el yekuana del Ventuari y del Caura, el ihuruhana de las cabeceras del Ventuari
y el kunuhana del Cunucunuma y del
Padamo. A través de nuestras investigaciones y con base en el relato
mitológico, parece evidente que la parcialidad ihuruhana, fue originalmente una sola tribu. Al aumentar la
población, se separó en bandas autónomas, bajo jefes y organizaciones comunales
distintas y adquirieron ligeras particularidades dialectales de origen
fonético. El cerro Dekúhana considerado
en los mitos de origen, la cuna de todos los so’to, está situado en
Ihuruña, región de las cabeceras de los tres grandes ríos mencionados.
Los grupos dekúhana, yekúhana y
kunuhana emigraron del mismo sitio
mítico de origen común, mientras los ihuruhana
probablemente se quedaron habitando, y quizás todavía, las cabeceras. Como
hemos referido, los subgrupos están estrechamente vinculados entre sí por una
la lengua: la so’to y por una misma
tradición oral: el Watunna, cimiento
sagrado de su unidad política y comercial.
El nombre kúnu–hana o cunuana lo oímos nosotros de boca de los
indígenas del río Cunucunuma o Kúnu y
significa estrictamente “habitantes del Kúnu”, el cual se hizo extensivo a los
indígenas del río Padamo. El río Cunucunuma nace en el flanco meridional del
importante cerro Faranta–hidi y
constituye la línea divisoria entre la cuenca de dicho río y la del Antaware o
Alto Ventuari. El caño Faranta nace en el flanco Este del mismo cerro Faranta–hidi y es una de las cabeceras
del río Yattíti o Dattiti, afluente
izquierdo del Antaware. El río Cunucunuma es escenario de grandes eventos
mitológicos como la lucha de Wanadi y máwariko en el raudal Mawadi Ane Hidi. El
río Padamo nace en la cumbre Kudewa–hidi,
recibe las aguas de los ríos Kuntinama y Metakuni y desemboca, como el
Cunucunuma, en el Alto Orinoco. La gran tribu so’to desde antes de la conquista
española, se extendía por la banda derecha o septentrional del Alto Orinoco,
una región de montañas y selvas vírgenes atravesada por cinco grandes afluentes
del Orinoco: Cunucunuma, Iguapo, Padamo, Alto Ventuari y Alto Caura, amplia
región actualmente bien explorada.
A lo largo del río Cunucunuma tuvimos contacto con los siguientes subgrupos
kunuhana: Kasuru–ña, Twadiña, Yacarecenne–ña, Fadadu–ña, Kutto–ña, Manchácina,
Mawariña y Wiráci–ña. Wilbert
(1963: 160) posteriormente a nuestra estadía hace mención de los mismos subgrupos
locales del Cunucunuma: Casuruña,
Tawadiña, Yacarecenneña, Fadaduña, Cuttoña, Mancháciña, Mawaáriña y
Wiráciña y agrega los subgrupos del Alto Padamo: Shanaña, Cawaiña, Secariumaña,
Momiña, Deváraña, Iraráñoña y Amacaiumaña
Los kunuhana del río Kunu viven en pequeñas rancherías esparcidas a lo
largo del río, desde las inmediaciones de la boca del caño Sina hasta la región
de las cabeceras del río en las montañas Faranta–hidi y sabana de Mawadi Ane
Hidi, al pie de las laderas septentrionales del macizo Duida, y las del Caño
Wiraki, afluente izquierdo del Cunucunuma, entre las cabeceras de éste y el Cerro
Marahuaka–Huha. El espacio que ocupan los kunuhana es sagrado y en la toponimia
de sus ríos, montañas, sabanas y raudales se perpetúa la tradición del Watunna,
el recitatorio mítico de todos los so’to.
Del Libro Póstumo e Inédito de Marc de Civrieux
Del Libro Póstumo e Inédito de Marc de Civrieux
ITINERARIOS DE UN VIAJERO DEL SABER
La imagen del viaje aparece naturalmente como metáfora
organizadora cuando se intenta comprender el sentido de la obra de Jean- Marc
de Crivrieux. Este autor es antes que nada un explorador de las geografías del
mundo, de las geografías de la cultura, de la vida, cuya obra escrita, derrotero
laboral y proyecto de vida, han seguido distintos itinerarios con destinos a
veces explícitos y a veces misteriosos. Como punto de partida, hay que aceptar
que no será posible entender de forma absoluta hacia donde ha tendido el
trabajo de este investigador que ha dejado en la antropología venezolana una
huella sólida y perdurable, pero señalando, a la vez un camino solitario y sin
discípulos.
Orientado tempranamente hacia las humanidades, Jean-
Marc de Crivrieux siguió sin embargo la carrera de Geología en la Universidad Central
de Venezuela. El promisorio campo laboral de esta especialidad en un país
petrolero podría explicar este viraje con respecto a sus orientaciones
iniciales, pero una mirada detenida nos permitirá ver que este inicio en las
ciencias de la tierra apuntara hacia los destinos que su obra señalara en el
futuro. Desde esta temprana etapa desarrollo, a su vez, una obra etnohistoria y
etnológica que cuenta con mas de 25 trabajos entre libros y artículos en
publicaciones periódicas, llegando a ser incorporado en 1973 como miembro
honorario del colegio de sociólogos y antropólogos de Venezuela. Una revisión
de su obra deja ver que el viaje de conocimiento de Marc de Civrieux no es una
deriva entre saberes y campos de la realidad, sino que parece obedecer a un
objetivo final, a un diseño lógico que articula cada uno de los territorios
conocidos con el siguiente, dentro de un proyecto de organización de un cosmo
orgánico y coherente.
CRONICAS DE TOPOGRAFIAS TERRRENAS, MITICAS Y TEXTUALES
Un primer recorrido cognoscitivo que parece evidente
en su obra, de la geología a la antropología, se revela como apariencia cuando
se ve que se trata de dos viajes paralelos, y por lo tanto tendentes hacia una
confluencia en el infinito, más allá de nuestra Visio. Su aporte dentro de su
especialidad teológica el estudio de los foraminíferos fósiles, microorganismos
marinos que suelen ser indicadores de presencia de hidrocarburos en el
subsuelo, es tan bien reconocido como su labor docente. Sus discípulos lo recuerdan
como un profesor con una Visio integradora y amplio conocimiento geográfico,
parte de una generación de maestros de la geología en Venezuela. Su obra consta
de más de 20 trabajos publicados, incluyendo contribuciones extensas como los
29 artículos que forman el léxico estratigráfico de Venezuela de 1956.
Obra fundamental de referencia en su campo, más de 100
informes técnicos de paleontología y bioestratigrafías para el ministerio de
minas, y 80 para la creole petroleum corporatium, las dos instituciones donde
desarrollo su labor como geólogo hasta recalar en la universidad de oriente, en
cumana, donde se jubilaría en 1980. Comenzó tempranamente la exploración del
sur de Venezuela, y ya en 1947, junto al entomólogo Rene Lichy, viajo al
casiquiare y al río negro publicando luego, coautoria, una serie de relatos del
viaje en nueve entregas del diario El Nacional, además del texto exploración
por la regio amazónica, de 1949. Este trabajo recapitula la historia de los
viajes a la región, y relata las impresiones y observaciones geográficas y
culturales recogidas por los dos viajeros. En 1948 al cerro marahuaka por el
río cunucunuma, y comenzó su contacto, de gran significación futura, con el
pueblo ye´kuana.
Estos viajes representan los primeros pasos de una
ambición exploratoria mayor, que se concretara con la propuesta a las
autoridades nacionales de una expedición para descubrir las cabeceras del
Orinoco, en 1949. Marc de Civrieux y Rene Lichy son los precursores de la
expedición llamada Franco-Venezolana de 1951, que, organizada por el gobierno
nacional como reacción a una propuesta intrépida pero algo aficionada de un
grupo de exploradores franceses, subsumirá el proyecto inicial de Lichy y de
Crivrieux, incorporándolos a ambos a la expedición, yaku, las fuentes del
Orinoco, y el informe de Marc de Civrieux, sobre aspectos geológicos, reposa
probablemente en los archivos del ministerio de minas. De la lectura de la obra
de Lichy, y de los otros relatos de la expedición, se desprende que los dos
inseparables amigos disfrutaron y sufrieron en conjunto desde la fatiga físicas
y los rigores de la selva hasta las intrigas personales que jalonaron la
travesía. Ambos debieron regresar antes de llegar a las fuentes, Crivrieux por
enfermedad y Lichy por un impedimento físico. Dos viajes significativos
completan la lista gruesa de itinerarios geográficos de Marc de Civrieux: el
que lo llevo a Turquía (en un exilio voluntario de Venezuela), y le permitió
recorrer los lugares fundacionales de la cultura occidental en Asia menor,
entre 1961 y 1965; y un viaje a la india, donde se interno por un año en un
Ashram bajo las enseñanzas de un maestro espiritual. En algún recodo solitario
de una de estas travesías (y quizás nunca de forma consciente), ha debido,
aparecer ante el autor la claridad de una visión que marcaría toda su obra: la
certeza de que ni el pasado ni el presente cobran consistencia sin un relato
organizador, certeza que lo llevo a apostar todo su trabajo como una indagación
sobre la historia desplegada en un horizonte espacial. La pulsión hacia los
espacios abiertos del geólogo se conjugaría entonces con una decisión de
relatarlas y no solo registrarla, de devolverla al mundo vuelta sentido.
Porque incluso la obra etnográfica de Marc de Civrieux
hace historia, aunque más no sea porque Eligio trabajar con culturas extintas o
en trance de desaparición: los coaca, los cumanagotos, los chaimas. Hasta sus
trabajos etnográficos sobre los ye´kuana y los kariña pueblos que mantienen su
lengua, defienden sus territorios tradicionales, y elaboran formas de
resistencia étnico se revisan hoy como un aporte etnohistorico: buena parte de
las costumbres reseñadas por el autor han dejado de existir.
El libro El hombre silvestre ante la naturaleza, es un
trabajo descriptivo de la relación entre el hombre y su entorno natural a
través de una visión de la realidad de dos grupos de lengua caribe con los
cuales el autor trabajó: los ye´kuana y los kariña. De introducir el hábitat y
la ecología de cada uno de los dos pueblos, el autor presenta su conocimiento
astronómico, y evidencia la existencia de un saber indígena coherente y
organizado sobre el tema. Pero es la segunda mitad del libro que describe el
saber y las prácticas etnobotanicas y etnozoologicas de los dos grupos, lo que
sumerge al lector en un universo de referencias silvestres: fibras vegetales,
savias y resinas, cortezas maceradas, barbascos y espíritus animales y
vegetales con los cuales los indígena tejen su mundo, y hace aparecer el
universo intelectual y material del hombre que vive en contacto intimo con la
naturaleza agreste. El final del texto es una hermosa colección de relatos
kariña que subraya la alteridad de este universo simbólico y hace emerger las
latitudes mágicas, éticas y humorísticas de la psicología de los caribes
orientales, mostrando la forma en que el universo moral es codificado, en las
sociedades sin escritura, en relatos e historias.
Alejandro Reig
WATUNNA: TERRITORIO DE UN SABER Y UNA CULTURA
Pero el texto mas importante de Civrieux dedicado a
rescatar del olvido y valorizar del olvido y valorizar públicamente el
pensamiento y universo simbólico indígena es Watunna, originalmente subtitulado
Mitología maquiritare, y en su segunda edición “Un ciclo de creación en el Orinoco”,
recolección de la citología de los so´to autogentilicio que el autor restituye,
afirmando que ye´kuana es el nombre de uno de las cuatro subdivisiones de la
etnia. Watunna es sin duda un texto formidable, aporte superlativo a la
mitografia amerindia, que ha visto dos traducciones sucesivas al inglés,
generando repercusiones fuera de los límites académicos. Se trata de un texto
en el cual el especialista en mitologías amerindias o el historiador de las
regiones encontrará material para establecer relaciones con temas mitológicos
comunes a distintas culturas. A la vez, se deja leer como un hermoso y complejo
relato que enlaza lo cósmico y lo terreno, la formación de las estrellas, soles
y planetas con la creación del paisaje terrestre; prescribe formas de
comportamiento reconociendo sin embargo el poder del azar sobre la conducta, y
muestra los terrenos vivenciales del cultivo de diversas facetas del espíritu
ye´kuana. Un aspecto que impresiona en este texto es el estableciendo de
realidades y seres aparentes que son manifestación, reflejos o sombra de otras
realidades o seres primordiales. La descripción del mundo como contrapesado por
realidades análogas pero separadas de lo visible parece entroncar la
cosmovisión yekuana con otras grandes tradiciones religiosas. Así Wanadi, el
creador primordial, es una fuerza omnipresente y eterna que se manifiesta en la
tierra a través de espíritus mensajeros o dobles, también llamados Wanadi.
Estos wanadi, a su vez crean realidades geográficas como la montaña Kushamakari
“doble” del Huachamakare geográfico del río Cunucunuma equivalentes, pero distintas a las que podemos conocer. El
verdadero Kushamakari, donde el segundo Wanadi hizo la casa de su suegro,
situado más selva adentro que el visible, no puede ser visto más que por los
espíritus y los piaches. No resulta difícil imaginar que estas alteridades
geográficas trascendentes, solo, accesibles en el trance chamanico, sean una de
las facetas de esta mitología y de la cultura ye’kuana que encantaron
definitivamente al geólogo- mitografo Jean Marc de Civrieux cuando comenzó a
escuchar de boca de los ye’kuana sus historias ancestrales. Se encontraba, en
lo profundo de la selva venezolana, con ecos de una temática arquetípica de la
literatura mística, que René Daumal recoge con esplendor –en la misma época –
en su famosa obra inconclusa, El Monte Análogo (11) clásico de la literatura
esotérica de todos los tiempos.
11. René Daumal. París. Le Mont Analogue, Gallimard,
1981; 1a. edición, 1952. Aunque seguramente Civrieux no
conocía esta obra al iniciar su contacto con los ye’kuana, previo a su
publicación, hay aquí un paralelismo notable entre los campos de interés de ambos autores.
Además
de su valor como texto religioso, y como asiento de los códigos morales y las
cifras del arte de la vida de los ye’kuana, Watunna es un texto fecundo en al
menos dos dimensiones de importancia
para el estudioso de los pueblos amazónicos: una geográfica y otra histórica.
La primera de ellas nos permite leer el
texto como un auténtico manual de geografía amazónica, y puede desprenderse de
él tanto un modelo de simbolización y apropiación indígena del espacio como un texto de etnografía que los geógrafos y los ecólogos
no deberían pasar por alto. La
cosmovisión ye’kuana incorpora el espacio físico y natural como un
referente material de realidades esenciales cuyo conocimiento es privativo de
los sabios de la tenia, poseedores de un saber que se adivina sutil y profundo,
lleno de matices, y con un gran dominio del ambiente del Alto Orinoco, como
puede verse en la categorización del caño Casiquiare como “agua vieja”, que
parece aludir a un conocimiento histórico del paisaje y su dinámica
hidrográfica.
La
dimensión histórica del texto nos muestra cómo incorporan los ye’kuana el
entorno de relaciones interétnicas, adjudicando a las otras etnias un lugar en
los procesos de creación llevados a cabo por los héroes primordiales. Del mismo
modo se incorporan creativamente eventos dramáticos como la llegada de los
europeos, las guerras de independencia, la explotación del caucho y la
evangelización forzada. Esta absorción del pasado reciente en la saga
mitológica, lejos de significar una pérdida
de identidad étnica evidencia
mecanismos de elaboración de la con el
Otro cultural en el marco de procesos de “etnogénesis” que probablemente ya
formaban parte de la construcción mitológica antes de que aquella cultura
entrara en contacto con la nuestra. Se trata sin duda de una fuente
etnohistóricas única, de cuya lectura ningún investigador de la realidad
cultural del Amazonas venezolano puede prescindir.
Como
singularidad metodológica, Watunna no explicita si los relatos forman parte de
una misma locución o si se trata de una composición de diversas versiones, por
varios informantes, en diferentes momentos. En vez de una estructuración
“técnica” del corpus narrativo, aparece una historia redonda aunque dividida en
ciclos y partes que pueden leerse por separado. Esta elección narrativa
proviene de la cualidad de outsider del
mundo antropológico del investigador, con libertad para construir su relato
fuera de las normas de la comunidad científica de referencia. El editor y
traductor al inglés de la obra precisa los aspectos metodológicos: “Éste es el
Watunna que se cuenta diariamente, no el Watunna ritual de las fiestas, sino el
que se cuenta todos lo días en fragmentos, en la medida en que el tiempo y le
necesidad lo demanden. De modo que no ha habido un informante, sino muchos, y
cuando finalmente él (Civrieux) hubo reunido todas las piezas y les dio el orden
que tendrían si hubiera un solo narrador en una sola ocasión, cambiaron los
roles, y él mismo se convirtió en el narrador” (1)
(1)
David
Guss, “A Teller’s Preface”, en Marc de Civrieux, Watunna, an Orinoco Creation
Cycle”, p.vii. San Francisco: North Point Press. 1980. (traducción
nuestra)
RESONANCIA SOCIAL DE LA BIBLIOTECA
El proyecto de la Fundación Los Grandes Espacios
Marc a de Civrieux ha tenido una importante incidencia dado que implica la puesta en valor de un acervo cultural cierto,
dinámico e interactuante; ha creado fuentes de trabajo, estructurado equipos de
Investigación, ha facilitado la
Capacitación y formación de
recursos humanos en el Municipio Santos Marquina y conviertido en un valor agregado del área., ha
suministrado herramientas eficientes
a los agentes culturales de la localidad, ha investigado y
difundido la cultura indígena y
tradicional venezolana y universal y promovido la lectura y la investigación.
Actividades que desarrolla nuestra biblioteca
-Conservar,
digitalizar, catalogar y divulgar
la obra de Marc de Civrieux
-Optimizar el servicio de información que
presta la biblioteca en la región y fuera de ella
-
Consolidar la biblioteca como un centro
cultural para promover la lectura y la
Investigación
-
Fortalecer el proceso educativo de la
región y del país.
-
Contribuir en la formación de nuevos
centros de investigación y difusión cultural
de la región.
-
Valorar y difundir la historia y las
culturas indígenas.
-
Valorar y difundir las tradiciones comunitarias.
Actividades a desarrollar :
Diseñar
y editar los catálogos de las
colecciones.
-Organizar y promover
las sesiones de lecturas
dirigidas a la población estudiantil
-Organizar y promover
las visitas guiadas de escolares.
-
Fichar las colecciones bibliográfica y
audiovisual
--Exponer Fija e itinerantemente, los Instrumentos Musicales Étnicos:
-
Exponer Fija e itinerantemente Fotografías de Marc de Civrieux y otros
autores
-
Conferencias: Dictar conferencias sobre las colecciones, Temas de Investigación
.La Biblioteca se consolida
Desde
hace tres años, con el aporte
financiero del Centro de Diversidad
Cultural del Ministerio Popular para la Cultura de la R.B. de Venezuela, se emprendió el proceso de tecnificación de
la biblioteca consistente en la
digitalización de los títulos de los volúmenes bibliográficos, fotografías e imágenes y de los instrumentos musicales étnicos.
Hasta
el presente se han digitalizado 8.900 títulos bibliográficos
1500
fotografías de autor
300
fichas de instrumentos musicales étnicos;
300
páginas transcritas de documentos manuscritos,
El “Museo Los Grandes Espacios” – Instrumentos Musicales
Étnicos de Venezuela y otros Continentes”, con
Exposición Permanente de 200 instrumentos
200 Visitas Guiadas de estudiantes de las escuelas del Municipio y
de otras instituciones.
10
Talleres de Construcción de
Instrumentos a partir del re-uso de materiales.
3
trabajos de investigación culminados.
Planes
por culminar: la Publicación del
Catálogo el cual ofrecerá una base de
datos de
las colecciones, confiable y sistematizada.
Restablecerá
y fortalecerá nociones de identidad y
apropiación patrimonial de las realidades y valores culturales, históricos y
ambientales del país.
En
fin, este centro de divulgación cultural
culminará un sueño de años, abriendo a
la población venezolana un espacio novedoso e integrador capacitado para cumplir
grandes objetivos sociales: extensión, investigación, producción y educación.
BIBLIOTECA LOS GRANDES ESPACIOS
Marc de Civrieux, a través de los
años, constituyó dos notables bibliotecas, una de geología que
donó en el Oriente de Venezuela y otra de mas de 10.000
volúmenes sobre la historia material y espiritual de la humanidad, etnología, mitología, religión, ciencias
naturales, astronomía, ecología, psicología, filosofía, etc..
Esta colección fue
pacientemente recopilada y clasificada por el autor para el conocimiento de la historia universal
y en particular de Venezuela y de América y posibilitar investigaciones
con una
visión humanística, coherente y profunda
de la historia ya que considera las mitologías y el patrimonio oral de
las diferentes culturas como aportes a la historia, imposibles de obviar
por cifrarse en ellas claves fundamentales para la comprensión
actual del fenómeno cultural en sus inter relaciones y legitimación social.
Además de los numerosos trabajos de investigación realizados por el
profesor Civrieux basados
en la experiencia directa, sobre el terreno, otros los han sido reunidos
con base en datos dispersos en numerosas publicaciones en diferentes
idiomas (inglés, francés, alemán, portugués, italiano, etc. Recopilados
en castellano estos numerosos
datos dispersos y como tal, de difícil interpretación mientras permanecen
aislados, facilitan
investigaciones etno históricas.
Por
otra parte, a través de los numerosos contactos con comunidades indígenas del
Alto Orinoco, de la Mesa
de Guanipa y otras de Venezuela y de Centro América, el profesor
recopiló valiosa información que vació en
manuscritos ordenados, algunos se
están en proceso de hacerse ilegibles
por estar escritos a lápiz, que bien podrían revisarse, organizarse para una posible
publicación que serán seguramente
un nuevo aporte al patrimonio cultural
del país. De esos manuscritos existentes se pueden señalar: Religión y Magia
Yekuana, apuntes para un vocabulario kariña, un ensayo sobre el mito en las sociedades naturales y en las
sociedades urbanas y la bibliografía completa de etnología antigua de
Venezuela, entre otras.
Durante
esta amplia labor de investigación Marc de Civrieux recogió valioso material
audiovisual que reposa en la biblioteca
(diapositivas, fotografías y filmes de autor y de otros) de modo que, en este sentido, por la amplia trayectoria de trabajo
intelectual del profesor se
albergan en su biblioteca invalorables
documentos que pudieran ser de gran provecho
para las nuevas generaciones de investigadores.
Dice
Alejandro Reig en su citado trabajo:
En la
aldea La Mucuy Baja
de Tabay en el Estado Mérida se halla un lugar donde los libros se cuentan por
miles; exactamente más de diez mil quinientos que posee la Biblioteca Los
Grandes Espacios Marc de Civrieux; una colección bibliográfica que incluye
temas que van desde la historia de la humanidad pasando por la mitología,
etnología, religión, filosofía, ciencias naturales, ciencias humanss
universales, geografía y otros
inherentes a la cultura humana.
En la Biblioteca Los Grandes Espacios
también reposa un material hemerográfico, documental, fotográfico y fonográfico
étnico todo siguiendo un orden
cronológico de acuerdo a los acontecimientos, de tal manera que se puede
reconstruir, con una aproximación razonable, el proceso histórico desde su
época más lejana hasta lo contemporáneo.
Para
preservarla, en 1997 a la Biblioteca se le dio
carácter de fundación y desde entonces está abierta a investigadores nacionales e internacionales en diversas
disciplinas, a estudiantes de educación básica media y universitaria. A su vez
en ella se realizan investigaciones sobre diversos aspectos de la etnología, se
presta asesoría en tesis de grado, se mantienen intercambios de información con
instituciones nacionales y extranjeras y una estrecha colaboración con las
asociaciones indígenas del país.”
Efectivamente en 1997 se creo la
“fundacion BIBLIOTECA GRANDES ESPACIOS
MARC DE CIVRIEUX“ es y se actualizó como
centro de estudio, de documentación e
investigación, de conservación por su
gran alcance venezolanista y universal. La fundación fue protocolizada en la Oficina Subalterna
de Registro del Municipio Libertador del Estado Mérida bajo el N° 1, Protocolo Primero, Tomo 46,
Segundo Trimestre, en fecha 30 de junio
de 1997. y con domicilio La Mucuy Baja. Sector
Mucusirí, Quinta Wanadi, jurisdicción del Municipio Santos Marquina del Estado
Mérida.
¿Quién es Marc de Civrieux?
“Soy
un hombre que ama la naturaleza y mi aprendizaje lo he hecho en la selva”,
confió Marc de Civrieux, en una entrevista. Este estudioso nació en Niza
(Francia) y llegó a Venezuela en 1939, para quedarse. En 1945 se graduó de
Ingeniero Geólogo en la
Universidad Central de Venezuela con calificación Magna Cum
Laude, formando parte de las primeras promociones de geólogos en el país.
De
ahí en adelante, enfocándose hacia la estratigrafía y micropalentología, ocupa
cargos de responsabilidad en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos donde funda
la División
de Documentación Geológica.
En
1946, Civrieux, junto con el Dr. René Lichy participa en una importante
expedición al Orinoco adentrándose por el Brazo Casiquiare, siguiendo la ruta
de Humboldt. Se encuentran por primera vez, el geólogo de formación, pero
provisto de una gran sensibilidad antropológica por las etnias con las cuales
tuvo contacto en sus exploraciones. Allí escucha y recopila valiosos datos,
unos permanecen en silencio y otros fueron publicados, junto con Lichy, bajo el
título Exploración por la
Región Amazónica de Venezuela en 1949.
En
1950 forma parte de la expedición patrocinada por la Universidad de Puerto
Rico y Naciones Unidas a la región del
Marahuaka ( Alto Orinoco) en el Estado Amazonas durante la cual tiene contacto
con familias kunuhana Desde los primeros contactos, va reuniendo datos
documentales. Los temas tratados es extenso y engloba otros campos del saber:
etnología, etnobotánica, lingüística y
shamanismo.
En
1951, junto con le profesor Lichy
trabajan en un proyecto inicial para explorar el río Orinoco hasta sus fuents y
ese mismo año, se conforma la primera
expedición Franco-Venezolana con con dicho objetivo. Sellier de Civrieux forma
parte del equipo de científicos de esta gran
aventura a como geólogo
representante de la Universidad Central
de Venezuela y del Ministerio de Minas de la República de Venezuela.
Posteriormente, en el transcurso de la década, su esfuerzo y búsqueda se enfoca
hacia la mitología so’to y compila una serie de narraciones a raíz de su experiencia directa y de
trabajos de campo con dicha etnia al
lado de “Dawasehuma”, llamado por los criollos Manuel Velázquez, patriarca de La Esmeralda en el Alto
Orinoco y guía invalorable de los primeros exploradores a las fuentes del gran
río Orinoco en la Sierra
Parima de Guayana. Manuel Velázquez todavía vive y se residencia un tiempo en La Esmeralda y otro en
Puerto Ayacucho.
Después de las expediciones al Alto Orinoco viaja a
Yucatán (México), , acompañado de Luis Laffer y recopila importantes datos
documentales, en especial sobre el Popol-Vuh y un rico material musical
divulgados a través de un LP: El ültimo de los Cocccon”. Luis Laffer ha sido el
gran recopilados y divulgador de la música folklórica venezolana y americana.
Entre
1949 y 1959, Civrieux desempeño el cargo de Micropalentólogo y Estratígrafo del
Departamento de Geología del Ministerio de Minas e Hidrocarburos y trabajó en
estrecha colaboración con geólogos de
campo. Produjo más de 100 informes
técnicos de peleontología y bioestratigrafía,
de Geología Regional, Extensión de la Formación Roraima
en el territorio Amazonas, Geología de la Región Ventuari –Cunucunuma,
Marahuaka, Geología del Alto Orinoco, entre otros, que reposan en los Archivos
del Ministerio y que fueron ampliamente utilizados y citados con frecuencia en
la literatura geológica en Venezuela. Sus determinaciones y comentarios contribuyeron
al establecimiento de la cronoestratígrafia y de la geología regional del país.
En
la Compañía Creole
Petroleum Corporation, en la cual trabajó de 1945 a 1949, produjo
aproximadamente 80 informes paleontológicos y bio-estratigráficos sobre la superficie
y el subsuelo de Venezuela.
En
1952, sale a la luz el Primer Léxico Estratigráfico de Venezuela, coordinado
por Civrieux, el cual sigue siendo texto obligado para los estudiantes e
investigadores de geología por su gran importancia para el conocimiento físico
del país. Posteriormente se incorpora al Centro Nacional de Investigaciones
Científicas en París, Francia para discutir la edición Internacional de dicha
obra.
De 1950 a 1960 representa al Ministerio de Minas
en diversos Congresos y Simposium Nacionales e Internacionales sobre
información e investigaciones geológicas, micropalentología y estratigrafía. A
la par que se desempeña como un empedernido investigador ejerce la docencia en
el liceo Andrés Bello, Universidad Santa María, Universidad Central de
Venezuela, Escuela Técnica Industrial de Caracas.
En
1960 Civrieux se ausenta de Venezuela, país que él mismo adoptó con pasión
venezolanista. Viajó a la India
al ashram del maestro Shivananda donde aprende las técnicas del yoga, de
meditación y principios del sánscrito. Después de arduo aprendizaje, de la India pasa a Turquía donde
se desempeña como geólogo paleontólogo y estratígrafo de la compañía francesa
de petróleo. Es para él una estadía muy prolífica pues le permite viajar por
pueblos antiguos como Armenia, Israel, Ucrania, recorriendo los pasos de los
primeros cristianos, de Alejandro Magno y sabios religiosos. Civrieux recoge
sus viajes de trabajo en exquisitas fotografías. También de esa época es un
Recetario de Comidas que elaboró en Ankara. Después de esa experiencia no tuvo
mucha afición por la cocina.
Lleno de sueños y promesas, por invitación del
Rector de la
Universidad De Oriente, con sede en Cumaná, Estado Sucre,
vuelve a Venezuela, la patria que adoptó por amor. Se incorpora al personal
docente de la Universidad
de Oriente: primero a la
Escuela de Geominas, en Ciudad Bolívar y luego a su querido
Instituto Oceanográfico de Cumaná en 1967 donde desarrolla una amplia y
fructífera labor especialmente dirigida a la investigaciones de foraminíferos.
En
el instituto además de reconocido investigador, es miembro de la Junta Editorial
del Instituto Oceanográfico de 1969
a 1979, Editor de Cuadernos Oceanográficos de 1970 a 1979 y publica más de
20 trabajos entre ellos Cuatro Géneros de Foraminíferos del Mar Caribe,
Biofacies bentónicas de foraminíferos de la Plataforma Continental
de Cumaná, Cañones Submarinos frente a la Cordillera de la Costa de Venezuela, La influencia de los
parámetros físico químicos del fondo en la facies de foraminíferos bentónicos
en colaboración con J. Bonilla, Ecología y Distribución de Foraminíferos
bentónicos del Golfo de Santa Fe en colaboración con Pedro .José Bermúdez,
Geología del Mar Caribe, Foraminíferos Indicadores de Comunidades Bentónicas
Recientes de Venezuela, Las Discorbidae del Mar Caribe, etc.
Civrieux
es un apasionado de los foraminíferos a los cuales llama microseres marinos,
porque los foraminíferos no son fósiles de por sí, son muy abundantes n el Mar
Caribe y sirven de diagnóstico para determinar la edad de los estratos, sin
embargo la ciencia que los estudia es conocida como micropalentología.
Como
geólogo de formación, pero con una gran curiosidad y sensibilidad
antropológica, ya desde 1946 se había interesado por los Kariña de la Mesa de Guanipa. Durante
todas sus expediciones tuvo notables contactos con individuos de la etnia
yekuana.
Después
de su expedición a las fuentes del Orinoco en 1951 enfocó sus esfuerzos hacia
el compendio de narraciones de la mitología yekuana. Manuel Velásquez, uno de
los guías de la expedición oficial a la fuentes del Orinoco, sabio indígena,
patriarca de La Esmeralda
(Amazonas) fue para Civrieux un gran amigo que lo guió hacia la comprensión de
la mitología yekuana.
En
la década de los años 70 Civrieux se dedicó con verdadero ahínco a desarrollar
una gran actividad científica a la par que continuó su gran actividad en la
investigación lingüística, etnobotánica y etnológica entre diversas comunidades
indígenas.
En
1970 aparece por primera vez su obra “WATUNNA”. A propósito de Watunna dice el
escritor Luis Angel Duque en el prólogo de “El Soberbio Orinoco” de Julio
Verne, editado en 2000: “Esta obra Watunna, revela el rico universo de los
yekuana y le atribuye un carácter ético a la formación de esta gran etnia...” Y
es indudable que Watunna lanza definitivamente a Civrieux como uno de los
grandes mitólogos del Orinoco.
Cumaná,
la vieja ciudad de oriente, le permite adentrarse en las zonas ocultas del
conocimiento: funda la
Gran Fraternidad Universal con el maestro Luis Deza donde
participa el poeta Arnaldo Acosta Bello, el pintor Freddy Pereira y otros
amigos. Funda la Sociedad
de Alquimistas, lee a Fulcanelli, conoce a Eugenio Canseliet a través de Carlos
Corcull, y traduce el Mutus Liber.
“Sus
obligaciones académicas –dice Luis Alberto Crespo– sus experiencias y estudios
esotéricos en profundidad, y la escritura –porque se revela como un gran
literato– no lo distraen de su estudio vocacional y publica dos grandes libros
Los Caribes en la Conquista
de la Guayana Española
y Religión y Magia Kariña. Pero Civrieux no solo se dedica el documento
histórico sino que se adentra junto con el gran recopilador Luis Laffer a
grabar los cantos de los Coaca de Cumanacoa “Los Carrizos precolombinos” y el
célebre Mare Mare de los Kariña. Con esta visión no hay duda que Civrieux se
empeña en revelar en sus investigaciones no solo la letra, el escrito sino
otros aspectos de la cultura como la música y la imagen para entregar una
integración o síntesis maravillosa.
En
1985 se retira a un pequeño valle de los Andes, a La Mucuy Baja , al pie de
la sierra nevada de Mérida. Este paso del sabio -del mar Caribe a la Sierra Nevada-
sorprende. Confiesa que quiere ver de nuevo paisajes parecidos a los franceses
y a viejos y entrañables amigos. Trae dos sueños que acarició en Oriente, el
estudio comparativo de las culturas, entre los que desarrollo “El Mito de los
Hermanos Gemelos”, y la publicación del “Diario de Cumaná -1498 -1599” . Para la realización
de estas utopías viene con todos los hierros, su amplia biblioteca de más de
10.000 volúmenes de historia y mitos del mundo entero y cientos de carpetas con
un conjunto de crónicas de 1498
a 1599, sobre la historia de Cumaná, año por año,
también manuscritos sobre las etnias yekuana, kariña, chaima y paraujanos y una
biografía manuscrita de G.I.Gurdjieff, filósofo sufi del Siglo XX. Y algo que
no traía, pero que apenas llega a la
Mucuy desarrolla: un esquema para ampliar sus conocimientos
sobre los timote de Mérida. Todavía Civrieux muestra ese ímpetu de investigador
a tiempo completo, de hombre de fe y pasión inquebrantables, verdaderamente,
por una nueva Venezuela.
Hace
siete años Marc de Civrieux, este gran hombre del saber y de la honestidad
profesional a toda costa, voló al cielo -que él había dado conocer- el Cielo de
Wanadi. Dejó a los que siguen un gran legado para la venezolanidad y la
humanidad entera.
Marc sigue vivo en su biblioteca, ese gran
reservorio del saber que posee Mérida. Vive en el corazón de su compañera, de
sus hijos y familiares venezolanos, en el de su amigo Manuel Velásquez y en el
de otros que quiso a lo largo de su periplo vital.
“Marc de Civrieux, Don Marcos para sus
vecinos, deja una huella sólida en el medio académico y en la cultura
venezolanos, Su vida se apagó el 17 de abril del 2003, un jueves Santo. No vale
despedirse de él. Es, y sigue siendo un espíritu enigmático y sabio. Cuando se
intente evaluar su legado, habrá que ser fiel a su invitación esencial, ir más
allá, mirar hacia nuevos horizontes de forma metódica e incansable intentando
descubrir los arcanos de la existencia” escribe Alejandro Reig (Rev.
Antropológica, Fundación La
Salle N ° 96, Nos. 2001-2006)
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