viernes, 2 de marzo de 2012

WATUNNA: TERRITORIO DE UN SABER Y UNA CULTURA


Pero el texto mas importante de Civrieux dedicado a rescatar del olvido y valorizar del olvido y valorizar públicamente el pensamiento y universo simbólico indígena es Watunna, originalmente subtitulado Mitología maquiritare, y en su segunda edición “Un ciclo de creación en el Orinoco”, recolección de la citología de los so´to autogentilicio que el autor restituye, afirmando que ye´kuana es el nombre de uno de las cuatro subdivisiones de la etnia. Watunna es sin duda un texto formidable, aporte superlativo a la mitografia amerindia, que ha visto dos traducciones sucesivas al inglés, generando repercusiones fuera de los límites académicos. Se trata de un texto en el cual el especialista en mitologías amerindias o el historiador de las regiones encontrará material para establecer relaciones con temas mitológicos comunes a distintas culturas. A la vez, se deja leer como un hermoso y complejo relato que enlaza lo cósmico y lo terreno, la formación de las estrellas, soles y planetas con la creación del paisaje terrestre; prescribe formas de comportamiento reconociendo sin embargo el poder del azar sobre la conducta, y muestra los terrenos vivenciales del cultivo de diversas facetas del espíritu ye´kuana. Un aspecto que impresiona en este texto es el estableciendo de realidades y seres aparentes que son manifestación, reflejos o sombra de otras realidades o seres primordiales. La descripción del mundo como contrapesado por realidades análogas pero separadas de lo visible parece entroncar la cosmovisión yekuana con otras grandes tradiciones religiosas. Así Wanadi, el creador primordial, es una fuerza omnipresente y eterna que se manifiesta en la tierra a través de espíritus mensajeros o dobles, también llamados Wanadi. Estos wanadi, a su vez crean realidades geográficas como la montaña Kushamakari “doble” del Huachamakare geográfico del río Cunucunuma equivalentes,  pero distintas a las que podemos conocer. El verdadero Kushamakari, donde el segundo Wanadi hizo la casa de su suegro, situado más selva adentro que el visible, no puede ser visto más que por los espíritus y los piaches. No resulta difícil imaginar que estas alteridades geográficas trascendentes, solo, accesibles en el trance chamanico, sean una de las facetas de esta mitología y de la cultura ye’kuana que encantaron definitivamente al geólogo- mitografo Jean Marc de Civrieux cuando comenzó a escuchar de boca de los ye’kuana sus historias ancestrales. Se encontraba, en lo profundo de la selva venezolana, con ecos de una temática arquetípica de la literatura mística, que René Daumal recoge con esplendor –en la misma época – en su famosa obra inconclusa, El Monte Análogo (11) clásico de la literatura esotérica de todos los tiempos.
11. René Daumal. París. Le Mont Analogue, Gallimard, 1981; 1a. edición, 1952. Aunque seguramente Civrieux no conocía esta obra al iniciar su contacto con los ye’kuana, previo a su publicación, hay aquí un paralelismo notable entre los campos de interés  de ambos autores.
Además de su valor como texto religioso, y como asiento de los códigos morales y las cifras del arte  de la vida de los  ye’kuana, Watunna es un texto fecundo en al menos  dos dimensiones de importancia para el estudioso de los pueblos amazónicos: una geográfica y otra histórica. La primera de ellas nos permite  leer el texto como un auténtico manual de geografía amazónica, y puede desprenderse de él tanto un modelo de simbolización y apropiación indígena  del espacio como un texto  de etnografía que los geógrafos y los ecólogos no deberían pasar por alto. La  cosmovisión ye’kuana incorpora el espacio físico y natural como un referente material de realidades esenciales cuyo conocimiento es privativo de los sabios de la tenia, poseedores de un saber que se adivina sutil y profundo, lleno de matices, y con un gran dominio del ambiente del Alto Orinoco, como puede verse en la categorización del caño Casiquiare como “agua vieja”, que parece aludir a un conocimiento histórico del paisaje y su dinámica hidrográfica.
La dimensión histórica del texto nos muestra cómo incorporan los ye’kuana el entorno de relaciones interétnicas, adjudicando a las otras etnias un lugar en los procesos de creación llevados a cabo por los héroes primordiales. Del mismo modo se incorporan creativamente eventos dramáticos como la llegada de los europeos, las guerras de independencia, la explotación del caucho y la evangelización forzada. Esta absorción del pasado reciente en la saga mitológica, lejos de significar una pérdida  de identidad étnica  evidencia mecanismos de elaboración de la  con el Otro cultural en el marco de procesos de “etnogénesis” que probablemente ya formaban parte de la construcción mitológica antes de que aquella cultura entrara en contacto con la nuestra. Se trata sin duda de una fuente etnohistóricas única, de cuya lectura ningún investigador de la realidad cultural del Amazonas venezolano puede prescindir.
Como singularidad metodológica, Watunna no explicita si los relatos forman parte de una misma locución o si se trata de una composición de diversas versiones, por varios informantes, en diferentes momentos. En vez de una estructuración “técnica” del corpus narrativo, aparece una historia redonda aunque dividida en ciclos y partes que pueden leerse por separado. Esta elección narrativa proviene de la cualidad de outsider  del mundo antropológico del investigador, con libertad para construir su relato fuera de las normas de la comunidad científica de referencia. El editor y traductor al inglés de la obra precisa los aspectos metodológicos: “Éste es el Watunna que se cuenta diariamente, no el Watunna ritual de las fiestas, sino el que se cuenta todos lo días en fragmentos, en la medida en que el tiempo y le necesidad lo demanden. De modo que no ha habido un informante, sino muchos, y cuando finalmente él (Civrieux) hubo reunido todas las piezas y les dio el orden que tendrían si hubiera un solo narrador en una sola ocasión, cambiaron los roles, y él mismo se convirtió en el narrador” (1)
(1)   David Guss, “A Teller’s Preface”, en Marc de Civrieux, Watunna, an Orinoco Creation Cycle”, p.vii. San Francisco: North Point Press. 1980. (traducción nuestra)

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