Pero el texto mas importante de Civrieux dedicado a
rescatar del olvido y valorizar del olvido y valorizar públicamente el
pensamiento y universo simbólico indígena es Watunna, originalmente subtitulado
Mitología maquiritare, y en su segunda edición “Un ciclo de creación en el Orinoco”,
recolección de la citología de los so´to autogentilicio que el autor restituye,
afirmando que ye´kuana es el nombre de uno de las cuatro subdivisiones de la
etnia. Watunna es sin duda un texto formidable, aporte superlativo a la
mitografia amerindia, que ha visto dos traducciones sucesivas al inglés,
generando repercusiones fuera de los límites académicos. Se trata de un texto
en el cual el especialista en mitologías amerindias o el historiador de las
regiones encontrará material para establecer relaciones con temas mitológicos
comunes a distintas culturas. A la vez, se deja leer como un hermoso y complejo
relato que enlaza lo cósmico y lo terreno, la formación de las estrellas, soles
y planetas con la creación del paisaje terrestre; prescribe formas de
comportamiento reconociendo sin embargo el poder del azar sobre la conducta, y
muestra los terrenos vivenciales del cultivo de diversas facetas del espíritu
ye´kuana. Un aspecto que impresiona en este texto es el estableciendo de
realidades y seres aparentes que son manifestación, reflejos o sombra de otras
realidades o seres primordiales. La descripción del mundo como contrapesado por
realidades análogas pero separadas de lo visible parece entroncar la
cosmovisión yekuana con otras grandes tradiciones religiosas. Así Wanadi, el
creador primordial, es una fuerza omnipresente y eterna que se manifiesta en la
tierra a través de espíritus mensajeros o dobles, también llamados Wanadi.
Estos wanadi, a su vez crean realidades geográficas como la montaña Kushamakari
“doble” del Huachamakare geográfico del río Cunucunuma equivalentes, pero distintas a las que podemos conocer. El
verdadero Kushamakari, donde el segundo Wanadi hizo la casa de su suegro,
situado más selva adentro que el visible, no puede ser visto más que por los
espíritus y los piaches. No resulta difícil imaginar que estas alteridades
geográficas trascendentes, solo, accesibles en el trance chamanico, sean una de
las facetas de esta mitología y de la cultura ye’kuana que encantaron
definitivamente al geólogo- mitografo Jean Marc de Civrieux cuando comenzó a
escuchar de boca de los ye’kuana sus historias ancestrales. Se encontraba, en
lo profundo de la selva venezolana, con ecos de una temática arquetípica de la
literatura mística, que René Daumal recoge con esplendor –en la misma época –
en su famosa obra inconclusa, El Monte Análogo (11) clásico de la literatura
esotérica de todos los tiempos.
11. René Daumal. París. Le Mont Analogue, Gallimard,
1981; 1a. edición, 1952. Aunque seguramente Civrieux no
conocía esta obra al iniciar su contacto con los ye’kuana, previo a su
publicación, hay aquí un paralelismo notable entre los campos de interés de ambos autores.
Además
de su valor como texto religioso, y como asiento de los códigos morales y las
cifras del arte de la vida de los ye’kuana, Watunna es un texto fecundo en al
menos dos dimensiones de importancia
para el estudioso de los pueblos amazónicos: una geográfica y otra histórica.
La primera de ellas nos permite leer el
texto como un auténtico manual de geografía amazónica, y puede desprenderse de
él tanto un modelo de simbolización y apropiación indígena del espacio como un texto de etnografía que los geógrafos y los ecólogos
no deberían pasar por alto. La
cosmovisión ye’kuana incorpora el espacio físico y natural como un
referente material de realidades esenciales cuyo conocimiento es privativo de
los sabios de la tenia, poseedores de un saber que se adivina sutil y profundo,
lleno de matices, y con un gran dominio del ambiente del Alto Orinoco, como
puede verse en la categorización del caño Casiquiare como “agua vieja”, que
parece aludir a un conocimiento histórico del paisaje y su dinámica
hidrográfica.
La
dimensión histórica del texto nos muestra cómo incorporan los ye’kuana el
entorno de relaciones interétnicas, adjudicando a las otras etnias un lugar en
los procesos de creación llevados a cabo por los héroes primordiales. Del mismo
modo se incorporan creativamente eventos dramáticos como la llegada de los
europeos, las guerras de independencia, la explotación del caucho y la
evangelización forzada. Esta absorción del pasado reciente en la saga
mitológica, lejos de significar una pérdida
de identidad étnica evidencia
mecanismos de elaboración de la con el
Otro cultural en el marco de procesos de “etnogénesis” que probablemente ya
formaban parte de la construcción mitológica antes de que aquella cultura
entrara en contacto con la nuestra. Se trata sin duda de una fuente
etnohistóricas única, de cuya lectura ningún investigador de la realidad
cultural del Amazonas venezolano puede prescindir.
Como
singularidad metodológica, Watunna no explicita si los relatos forman parte de
una misma locución o si se trata de una composición de diversas versiones, por
varios informantes, en diferentes momentos. En vez de una estructuración
“técnica” del corpus narrativo, aparece una historia redonda aunque dividida en
ciclos y partes que pueden leerse por separado. Esta elección narrativa
proviene de la cualidad de outsider del
mundo antropológico del investigador, con libertad para construir su relato
fuera de las normas de la comunidad científica de referencia. El editor y
traductor al inglés de la obra precisa los aspectos metodológicos: “Éste es el
Watunna que se cuenta diariamente, no el Watunna ritual de las fiestas, sino el
que se cuenta todos lo días en fragmentos, en la medida en que el tiempo y le
necesidad lo demanden. De modo que no ha habido un informante, sino muchos, y
cuando finalmente él (Civrieux) hubo reunido todas las piezas y les dio el orden
que tendrían si hubiera un solo narrador en una sola ocasión, cambiaron los
roles, y él mismo se convirtió en el narrador” (1)
(1)
David
Guss, “A Teller’s Preface”, en Marc de Civrieux, Watunna, an Orinoco Creation
Cycle”, p.vii. San Francisco: North Point Press. 1980. (traducción
nuestra)
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